De amantes a pareja estable, con ayuda de los astros

¿Qué ocurre cuando los roles en la pareja comienzan a desfigurarse?, ¿cómo influyen los astros?, ¿puede ayudarnos la carta natal?

Siempre que conocemos a un nuevo amante existe un momento jocoso en el que nos relacionamos con otra persona valiéndonos de nuestra energía más creativa. El sexo es caliente, y somos capaces de percibir cada detalle de lo que es y lo que hace la otra persona.  

Nos sentimos bendecidos por haber encontrado nuestra otra mitad. La fuerza de atracción es poderosa y la curiosidad dominó nuestros días.  

¿Cómo puede ser, entonces, que en un corto período de tiempo podamos terminar relacionándonos con esta persona según patrones de conducta de antaño, a menudo asemejándose a la relación entre padres e hijos? ¿Cómo puede un romance acalorado transformarse en un conjunto de asuntos relacionados a la seguridad? 

Tempranamente en una experiencia de atracción sexual, nosotros personificamos a Marte y a Venus en relación del uno con el otro. Marte está asociado con el signo de Aries y con la Primera Casa, lo que expresa conocimiento de uno mismo, deseo ardiente y claridad de iniciativa.  

Venus, por su parte, está asociado con el signo de Libra y con la Séptima Casa, caracterizándose por la sensibilidad, la receptividad, la responsabilidad, y estando dotado de magia y belleza, claramente perceptibles y deseables por Marte. 

Esto funciona hasta tanto podamos mantener la energía del deseo y la realización, y sostener la conciencia de un intercambio igualitario. A medida que el tiempo transcurre, la fuerza de la polaridad de Venus-Marte a menudo desaparece porque afloran a la superficie necesidades o apetencias más intrincadas.

La relación va más allá del sexo y el romance cuando verdaderamente llegamos a conocer a la otra persona. Cuando iniciamos una relación, traemos con nosotros todas nuestras necesidades y asuntos pendientes del pasado. Así, traemos nuestras carencias y nuestras virtudes, traemos nuestras heridas y nuestras fortalezas. 

Los cambios de la relación 

A medida que los cambios aparecen, podríamos encontrarnos relacionándonos con el otro, acompañados por el eje de la Cuarta Casa y Décima Casa, asociado con Cáncer y Capricornio, que están relacionados alternativamente con la Luna y Saturno.  

Nos hemos movido desde un eje horizontal a un eje vertical, donde la autoridad reemplaza a la igualdad. Cuando una relación se transforma en una continua discusión de necesidades, limitaciones, inseguridades, temores y deseos desencontrados, podemos estar seguros que nos estamos dirigiendo a nuestro compañero según un convenio Luna-Saturno, generalmente con una persona cumpliendo el rol del “débil” y la otra el rol del “fuerte”. 

El eje de las casas Cuarta/Décima es un campo en la carta en el que primero buscamos información sobre las condiciones familiares y los padres. La mayoría de los astrólogos chequean ambas casas para obtener información sobre ambos padres.  

Cualquier padre puede representar cualidades de la Luna (crianza, tradicionalmente asociada con la madre) o de Saturno (autoridad y límites, tradicionalmente asociados al padre), y cualquier miembro de la pareja puede aparecer en la vida como padre o madre. 

La Cuarta Casa es como el corazón interior desde el cual nos relacionamos a otro, donde mantenemos nuestras inseguridades y nuestra realidad emocional. Es donde nos relacionamos con el mundo como el niño que alguna vez fuimos, o como la persona adulta en que nos hemos convertido. 

Cuando alguien llega verdaderamente a conocernos, comenzaremos a revelar los contenidos y las necesidades de esta casa, la cual poseíamos mucho antes que comience la relación actual. Saturno y la Luna ambos se relacionan al material viejo, o a lo que algunos místicos llaman “karma”. 

¿Qué podemos hacer?

Si tu relación va a los tumbos, es tiempo de reaccionar y revisar ese material antiguo, que en la jerga actual solemos denominar “asuntos”. Posiblemente, no hayamos revelado por completo nuestros temores o nuestras necesidades. Podríamos sentir que nuestras virtudes no están siendo apreciadas por la otra parte.  

Podríamos sentirnos heridos emocionalmente y ocultarlo, y nuestra pareja inconcientemente (o concientemente) nos provoca temor en lugar de mimarnos. O, por otra parte, podríamos no sentirnos demasiado seguros en nuestro deseo sexual, lo que podría conducir a un sentimiento de impotencia. 

En lugar de maldecirnos a nosotros mismos y a los demás por ser paternales, en este caso podemos tener compasión, porque se descubre que nuestras relaciones están relacionadas a nuestros padres; esto es lo que aprendimos primero, y lo que imitamos.  

Originalmente, aparecemos en esta vida como infantes, relacionándonos con los demás según todas nuestras necesidades, y en situaciones en las que nuestros padres tenían todo el poder. Esto es extremadamente potente y es un milagro que logremos superarlo. 

En realidad, todos tenemos necesidades, y todos tenemos cierta capacidad de satisfacer las necesidades de los demás. Si estás en el eje Luna-Saturno, entonces una buena idea es exponer esas necesidades y capacidades de crianza, dado que tanto la Luna como Saturno tienen la tendencia de caer en la pérdida de conocimiento.       

La Décima Casa en donde vamos más allá de nosotros mismos y de nuestras relaciones, y dejamos nuestra marca en este mundo. Pero, dado que esta casa es regida por Saturno, podríamos encontrarnos enfrentando limitaciones frustrantes en estas áreas de nuestras vidas, que se terminarán metiendo en nuestras casas para arruinar nuestras relaciones.  

Por lo tanto, es mejor dejar en claro nuestras necesidades, en lugar de despotricar cuando nuestra pareja no puede satisfacerlas no culparlas por nuestras fallas, limitaciones o las injusticias de este mundo cruel. 

Pero luego regresamos a Venus y Marte. Estos planetas son fotos de personas que saben lo que quieren y que están listos para transitar el camino de la vida con entusiasmo. Estos planetas tienen que ver con el momento presente, y no con el pasado acumulado (Cuarta Casa) o el futuro al que aspiramos (Décima Casa). 

Venus y Marte se relacionan ente sí a nivel del suelo (el eje del horizonte o de la Primera/Séptima) más que sobre el eje vertical (Cuarta/Décima), y si observamos nuestras relaciones, podemos ver estos arreglos y hacer ajustes. Venus y Marte pueden ser temerarios en el sexo, sin temer a las diferencias entre unos y otros, y sin dejarse gobernar por sus propias necesidades.  

Aprender a ser de esta forma requiere de práctica y auto-conocimiento, y de recordarnos constantemente que la persona con quien estamos no es nuestro padre, madre o hijo, sino que es, de hecho, nuestra pareja. 

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